Sueños
Recientemente estaba revisando mis archivos y noté los escaneos de la película que filmé hace muchos años. Contenía fotografías entre las que había una serie llamada “Sueños” que ya conocéis. Cada foto de esta serie es única… Mientras miraba una foto tras otra, me entregué a los recuerdos de esos días.
Era una hermosa mañana de julio. Estaba pasando por una venta de maleteros que vendía algunas cosas viejas y vi una cámara de cine Cosina que data de los años 70. La cámara estaba en muy buenas condiciones y se vendió a un muy buen precio de 5 dólares. Lo compré sin dudarlo. En un par de días compré una película Kodak 200 Gold y decidí intentar hacer una serie de retratos. Para mí fue una especie de experimento, ya que hacía unos 20 años que no tomaba fotografías cinematográficas.
La joven y encantadora Alina me ayudó a implementar esa sesión de fotos. En ese momento mi idea era hacer un par de retratos para comprobar el rendimiento de la cámara. Llevé ropa retro y un gorro para la sesión de fotos. Ese día hacía buen tiempo y fuimos al parque cercano.
Cuando Alina se cambió de ropa, la admiré: ¡era tan natural, emotiva y encantadora! Ella era perfecta… Cualquiera que fuera la pose que tomara, dondequiera que mirara, siempre salía muy bien. Simplemente enfocaba mi cámara y capturaba momentos particulares...
Una semana después, recuperé la película revelada y me sentí muy emocionado por lo increíbles que eran esas fotos. No había excesiva dureza: en las fotografías se trataba de colores agradables y delicadeza. Y, por supuesto, Alina: estaba hermosa como una flor en cada foto. Fue exactamente esa sesión de fotos la que me hizo amar las fotografías de película y usar cámaras de película de vez en cuando.
Hoy en día, mi colección cuenta con más de 30 cámaras de película de varias marcas, y uso muchas de ellas para filmar. Para ser honesto, las fotografías en película casi siempre me atraen más que las digitales. Poseen algo que es difícil de describir con palabras simples... Son genuinos... Están vivos...