Pata esponjosa
Crees que todo está bajo control en casa: tu sofá, tu manta e incluso tu taza de té favorita te esperan. Pero de repente aparece una pata peluda. Y de repente, todo tu "mundo acogedor" se convierte en el pequeño reino de un dictador peludo. Te mira con sus ojos sabios y te dice en silencio: "Yo mando aquí".
¿Tu zona de confort? Olvídalo. ¿Tu libro? Lo han movido. ¿Tu manta? Se desliza un poco bajo el peso de su pata, y mejor ni siquiera intentas coger tu té. Y aun así te sientas ahí, sonríes y piensas en silencio: «Sí, esta pequeña bestia sabe cómo convertir cada momento en un espectáculo».
Hace lo que quiere, cuando quiere: se acuesta en medio, impidiéndote la vista, y a veces te empuja suavemente con la pata si cree que tus planes no son lo suficientemente interesantes. Pero ya no estás enfadada. Su pata esponjosa sobre ti es una pequeña muestra de amor y confianza absoluta.
Al fin y al cabo, ¿quién sino un gato puede ser estricto, perezoso e increíblemente adorable a la vez? Y sí, empiezas a entenderlo: él es el amo de la casa, y tú solo eres un feliz rehén de su dulce tiranía.